- ¿QUE ES EL MOVIMIENTO JUAN XXIII? - UN MOVIMIENTO DE EVANGELIZACIÓN - MI TESTIMONIO


ESPIRITUALIDAD EN EL MOVIMIENTO JUAN XXIII
Por: P. Jose Dimas Soberal, Director Espiritual internacional




1- EL SOPLO DEL ESPIRITU
La historia de la Iglesia es una sucesión de intervenciones del Espíritu Santo en el interior
de las almas y en manifestaciones externas de la “fuerza de salvación” para toda
persona. Estas manifestaciones irrumpen a veces en convocatorias evangelizadoras
marcando etapas de la vida de la Iglesia. ¿Cómo olvidar la vida eremítica y la monacal, el
franciscanismo, los Cursillos de Cristiandad, etc. y, en nuestros días y países, el
Movimiento de Retiros de Juan XXIII? Con razón profesamos: “Creo en el Espíritu Santo,
Señor y Dador de Vida…”. En estos apuntes pretendemos humildemente ofrecer una breve
reflexión sobre la espiritualidad de este Movimiento.
Los Retiros Parroquiales del Movimiento Juan XXIII, nacieron en el fin de semana del 13
al 15 de julio de 1973. Las Casas de Retiro no acogieron su proyecto inicial, porque se
trataba de algo desconocido y sin precedentes. Se ofreció el primero en un rancho utilizado
para la venta de alimentos de aves. Participaron veinticinco personas jóvenes. Estos Retiros
Parroquiales surgieron al amparo de la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, en el Bo.
Sabana Hoyos de Arecibo.
Es largo el camino de su expansión desde entonces, dentro y fuera de Puerto Rico.
El Retiro de Juan XXIII está pensado como un proceso de evangelización para acoger a las
ovejas descarriadas del redil; para buscar a los marginados de la sociedad y a los enredados
en las cadenas de los vicios, del materialismo y del hedonismo. Ellos son hijos amados de
Dios y son dignos de misericordia: “Tengo otras ovejas que no son de este redil… también
a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz…” (Jn. 10, 15.16).
Los laicos que acuden se caracterizan, en líneas generales, por haber estado alejados, al
margen de la vida eclesial. No se investiga, ni se cuestiona la razón por la cual se han
marchado de la Iglesia, o se encuentran viviendo al margen de la ley cristiana. Ellos son
invitados, de ordinario, por alguien que ha vivido la misma experiencia; y se renueva el
diálogo de Jesús a la pregunta de Juan y Andrés: “Maestro, ¿dónde vives? Vengan y lo
verán.” Fueron, pasaron la noche y al otro día se encontraron con Pedro y Santiago y les
contaron: “Hemos visto al Mesías” (Cfr. Jn. 1, 38-41).
 En el proceso del Retiro se desarrollan los fundamentos bíblicos en todo el mensaje
kerigmático y la llamada a la conversión.
El Retiro es un resumen del Kerigma. Concebido en tres esquemas fundamentales: primero
un encuentro con uno mismo; segundo un encuentro con Dios (la conversión) y, después,
un encuentro con los hermanos. Las pláticas, charlas o temas se ofrecen acompañadas de
testimonios personales.

 2- MARCO HISTORICO
 En la década de los ’70 el mundo registraba cambios profundos y acelerados que incidían
fuertemente sobre los juicios, deseos individuales y colectivos de los hombres, sobre sus
modos de pensar y comportamientos (Cfr. GS, 4b). En Puerto Rico se pasaba de una
sociedad eminentemente agrícola a la industrialización e irrumpía la era de las
comunicaciones. Las familias abandonaban el campo para buscar otras fuentes de empleos
en las fábricas, empleadoras especialmente de mano femenina. Se construían nuevas vías
de comunicación. La radio y la televisión se afianzaban con fuerza avasalladora.
En la Iglesia reinaban los aires frescos del Concilio Vaticano II. En el Decreto sobre el
Apostolado de los Seglares se había pedido “un apostolado seglar mucho más intenso y
más amplio cuya urgencia es hoy mayor” (AA, 1, b). La “prueba de esta múltiple y urgente
necesidad es la acción manifiesta del Espíritu Santo que da hoy a los seglares una
conciencia cada día más clara de su propia responsabilidad y los impulsa por todas partes al
servicio de Cristo y de la Iglesia” (AA, 1, c).
La Diócesis de Arecibo, eregida en 1960, había generado una pastoral evangelizadora en
consonancia con las líneas del Concilio Vaticano II. Los Cursillos de Cristiandad, la
Legión de María y otras iniciativas apostólicas habían encontrado terreno apto y acogida
eclesial.

 3- PROCESO GESTATIVO
 La iniciativa de los Retiros de Juan XXIII se maduró aproximadamente en el curso de dos
o tres años. No brotó como un movimiento espontáneo, ni carismático, o consecuencia de
una ocasional experiencia religiosa o apostólica. Tampoco nació en un escritorio como
fruto de la reflexión teológica de un sacerdote estudioso o un pastor solícito. La primera
diligencia, con el permiso del párroco, fué visitar a la gente e invitarla a participar en la
vida cristiana de la parroquia. Esta campaña misionera no obtuvo los resultados
esperados. Luego se realizaron varios retiros de un día. Aunque la gente respondió, no
hubo el tiempo suficiente para atender a los serios problemas espirituales que afectaban la vida de las personas participantes.
Se percibió la necesidad de un retiro más amplio con una dinámica intensa que proveyera
los espacios y provocara el encuentro con uno mismo, la reconciliación con Dios y con los
hermanos, para asentar la vida de gracia antes de la salida del retiro. Aglutinar los
componentes necesarios y fuertes para crear un clima de conversión y realizar la primera
evangelización de los retiristas, fue todo un proceso.

 4- VOCACION CRISTIANA
 Dios llama a todos los hombres a participar de la vida cristiana. Es la vocación común que
nació en el Bautismo y se consolidó en la Confirmación.
“Todos los fieles de cualquier estado y condición están llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección de la caridad”; “todos los fieles están invitados y deben tender a
la santidad y a la perfección en el propio estado” (CL, 16 d).
Dentro de la vocación cristiana los seglares están llamados a lograr su santidad y ejercitar
su apostolado en el mundo (AA, 2). El derecho y el deber del seglar al apostolado proceden
de su unión con Cristo y de unos dones muy particulares que el Espíritu Santo distribuye a
cada uno.
“Laicos son los fieles que buscan el reino de Dios, tratando las realidades temporales y
ordenándolas según Dios” (CL., 9b). Los fieles laicos participan, según el modo que les es
propio, en el triple oficio –sacerdotal, profético y real- de Jesucristo (Ib. 14b). Esta
participación tiene su raíz primera en la unción bautismal y su desarrollo en la
confirmación y su cumplimiento y dinámica en la Eucaristía (Ib. 14i). Para la
transformación del mundo en una sociedad mejor, los laicos necesitan la gracia de
Dios. “Solo con la fidelidad a la gracia es posible abrir en el mundo los caminos de la
gracia, en el cumplimiento de los propios deberes familiares, especialmente en la educación
de los hijos; en el propio trabajo; en el servicio a la sociedad, en todos los niveles y en
todas las formas de compromiso a favor de la justicia, el amor y la paz” (Juan Pablo II,
Diccionario de Teología y Espiritualidad, 2007).

 5- ESPIRITUALIDAD CRISTIANA
 Toda espiritualidad cristiana es seguimiento de Cristo y, como tal, es una. Sin embargo la
espiritualidad cristiana es vivida por diferentes personas, en lugares, momentos y modos
diversos. El Papa Juan Pablo II habla de esta diversidad en los siguientes términos: “La rica
variedad de la Iglesia encuentra su ulterior manifestación dentro de cada uno de los estados
de vida. Así dentro del estado de vida laical se dan diversas “vocaciones” o sea, diversos caminos espirituales y apostólicos que afectan a cada uno de los laicos” (CL, 56). La
participación en esa novedad de vida, que pasa inevitablemente por la cruz, implica una
vida de amor entregada en la fe y en la esperanza; anima toda la vida, y no sólo la
interioridad, según el Espíritu. Las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida
conyugal y familiar, el trabajo cotidiano, el reposo espiritual y corporal, si son hechos en el
Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida, si se sobrellevan con fe, se transforman
en vida espiritual.
La espiritualidad del laico se basa en el acontecimiento con que Cristo lo hace suyo, lo
anima con su espíritu, lo abre a la fe, a la esperanza y a la caridad y lo envía al mundo
como presencia de la Iglesia en las realidades de los hombres (NDE, Paulinas, Madrid,
1979, Pág. 800, n. 4).
El proceso de transformación de algunas personas es líneal, sin grandes saltos porque se
han criado dentro de la corriente evangelizadora. Aquellos, que por diversas razones se han
quedado al margen y fuera de la Iglesia, de pronto, viven momentos significativos que
suelen llamarse “encuentros de conversión”. En ese encuentro se da un salto decisivo que
impone la entrega incondicional. Dios se sirve de todo para llevarnos a la conversión. El
Movimiento de Retiros de Juan XXIII se entronca mayormente en este “momento de
gracia”: Oir la voz de Cristo; reconocer su amor, entregarse, dejarse curar por El,
experimentar su gracia y la invitación a seguirlo.




6- EL RETIRO DEL MOVIMIENTO JUAN XXIII
En la base del proceso espiritual ordinariamente se encuentran elementos cristológicos,
mariológicos, eclesiológicos y pneumatológicos. En las dinámicas y contenidos del Retiro,
así como en los recursos y medios después del Retiro, esos elementos resaltan vivamente.
a) Los momentos espirituales cristólogicos se inspiran en la Parábola del Buen Pastor quien
llama, acoge, cura y regenera (Cfr. Jn. 10, 1ss). El Retirista es buscado y convocado por el
Buen Pastor a participar en el Retiro, al estilo San Mateo: “Ven, sígueme” (Mc 2, 14). Es
sanado de sus heridas como hizo Jesús con el paralítico “¡Animo, hijo, tus pecados son
perdonados… toma tu camilla y anda a tu casa..” (Mt. 9. 1-5). Y también como al leproso
“Si quieres, puedes curarme....” Extendió la mano y le dijo: “Quiero, queda limpio..” (Mc.
1. 40ss). El Retirista descubre que es acogido como el hijo pródigo (Lc. 15. 11ss). Celebra
y hace fiesta por la oveja perdida y encontrada (Lc. 15, 5; Lc 15, 23). En la “meditación de
las tres miradas” se siente mirado como Cristo a Mateo para llamarle (Mc. 2, 14); como a
Pedro que lo negó; y cuando el gallo cantó, Pedro salió fuera a llorar de arrepentimiento;
(Mt. 26, 34); mirado como el buen ladrón en la cruz: “Acuérdate de mí, Señor, cuando
estés en tu reino… Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc. 42.43); como la mirada a la Virgen: “Mujer, he ahí a tu hijo… Ahí tienes a tu madre…”(Jn. 19, 26.27).
La fuerza de la Eucaristía y su presencia durante todo el Retiro es un factor
determinante. Simultáneamente al Retiro hay dos exposiciones permanentes de Jesús
Sacramentado con muchas personas en oración: exposición eucarística junto a la sala, y la
exposición eucarística para el “equipo de montaje”. Se suman las oraciones de intercesión
que se hacen fuera del recinto en donde se ofrece el retiro.
El Vía-Crucis es otro elemento fuertemente presente. ¿Cuántos vía-crucis son meditados
por los Retiristas que no pueden llegar a la casa de Retiro? Muchos… El ejercicio del Vía
Crucis es uno de los “sacrificios” que los equipos del Retiro Parroquial Juan XXIII
acostumbran hacer mientras se celebra un Retiro. Se establece un lugar en donde se reúne
un grupo que sale meditando el Vía Crucis mientras alguno carga la cruz hasta llegar a la
Casa de Retiros y entran a la sala. La distancia del recorrido con el Vía Crucis varía de
acuerdo a los lugares y costumbres. Si la lluvia, el mal tiempo o las prescripciones civiles o
culturales no permiten que se haga en público, sin embargo se hace aunque sea al interior
de la misma casa de Retiros.
b) Los elementos mariológicos están presentes especialmente en las tres miradas, una de las
cuales es la de Jesús, en la cruz, a su Madre: “Mujer, he ahí a tu hijo… He ahí a tu Madre..”
(Jn. 19, 26.27). El Retiro presenta la imagen de la Virgen María, Madre de la Misericordia,
a María refugio de los pecadores, a María consuelo de los afligidos y a María vida y
esperanza nuestra. Por eso ¿cuántos Rosarios se rezan durante la celebración del
Retiro? Imposible de contarlos… Los Retiristas acostumbran a peregrinar a los Santuarios
Marianos para rezar por aquellos que están haciendo su Retiro.
 c) Los elementos eclesiológicos están reflejados en el ambiente exterior que se vive
durante el Retiro y se caracteriza por la oración intensa de intercesión de muchas
personas. A la oración se suma el sacrificio, la limosna y el ayuno. El “equipo de montaje”,
personas que tal vez nunca podrán ofrecer una charla, pero trabajan tres días, se sacrifican,
rezan y visitan el Santísimo: ellos viven el Misterio de la Comunión de los Santos y el
valor de la oración de intercesión. Más aún, en momentos especiales a la sala entran los
“previstos” que son testimonios elocuentes de la oración, sacrificio y penitencia que se está
realizando fuera en esos tres días. Las personas que entran a la sala y pasan en los
“previstos”, en su inmensa mayoría, tienen alguna relación con aquellos que están viviendo
el “retiro”.
En la Clausura, al Retirista se le hacen tres preguntas básicas que reflejan aspectos de la
espiritualidad eclesial del Retiro y están en consonancia con el diálogo de Jesús con los
apóstoles Juan y Andrés. (Cfr Jn.1,42) “¿Qué experiencia religiosa tuviste en el
Retiro?” “¿Qué vas a hacer por Cristo?” “¿Qué le dices a tus familiares?” La experiencia vivida y el testimonio son rasgos característicos de la dinámica espiritual del Retiro y de su
consecuente vida.

7- DETALLES DE ESPIRITUALIDAD
 En primer lugar se trata de una espiritualidad básica de laicos, que necesitan un largo y
fuerte proceso de formación. Los Retiristas, en su inmensa mayoría, proceden de vidas
alejadas de la Iglesia y comienzan a profundizar “ la experiencia de su Retiro y a
comunicarla a los amigos, a los familiares”.
a) Se trata de una espiritualidad de la pobreza de espíritu, de los pobres de Yahveh para
quienes Jesús tiene su inmensa misericordia. La espiritualidad de quienes necesitan ser
iniciados en los misterios de la salvación y guiados por los caminos del Señor (Mt. 9, 12).
Los Retiristas proceden, en la mayoría de los casos, de haber vivido al margen de las
fuentes cristianas. Tal vez han sido ricos en la vida material del mundo, pero han abundado
más en el campo de los vicios; son pobres en el ámbito de los valores del
espíritu. Necesitan la espiritualidad de los niños, de los sencillos, de los pobres. “Gracias,
Padre, porque has revelado estas cosas a gente sencilla y humilde…..” (Mt. 11, 25) “Son
amados de Dios en su pobreza”. Las bienaventuranzas comienzan por los
pobres: “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”
(Mt. 5, 3). Los pobres nos evangelizan… “Si quieres seguirme, vende lo que tienes, da a
los pobres y luego ven y sígueme…” (Mt. 19, 21). El mismo Mateo dejó todo para seguir a
Jesús (Mt. 9, 9).
b) Los Retiristas se caracterizan por su disponibilidad, entusiasmo y confianza junto con
grandes deseos de progresar. Viven hambrientos de la Palabra de Dios: “No sólo de pan
vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4, 4) y con ilusión
de hacer algo por sus semejantes, como los cristianos de la comunidad primitiva (Cfr. Hc.
2, 47).
Desean dar gratis, lo que gratis han recibido. Se presentan con grandes inclinaciones para el
apostolado social porque ven cumplirse en ellos las palabras de Jesús, recogidas en el
evangelio de Mateo: “Vengan, benditos de mi Padre, al cielo que les tengo preparado,
porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve desnudo
y me vistieron; preso, enfermo y me fueron a ver… Cada vez que lo hicieron con uno de
estos míos más pequeños, conmigo lo hicieron…” (Cfr. Mt. 25, 34ss).
c) Se sienten como los enviados por Juan que regresaron con el mensaje de Jesús: “Vayan y
digan a Juan lo que han visto y oído…” (Lc.7, 22ss). Los sanados por Jesús volvían a sus
casas alabando y glorificando a Dios (Lc.8 39), como el leproso curado que tanto habló que la gente acudía de todas partes buscando a Jesús (Mc. 1, 45).

8- RECURSOS, MEDIOS.
 Concluídas las jornadas del Retiro, se inicia un largo camino detrás de Cristo, en lucha
contra el espíritu del mal y en esfuerzo de consolidación y crecimiento espiritual y
apostólico. El Retirista tiene varios recursos y medios para canalizar, orientar y profundizar
su vida de gracia.
 a) La Clausura
El Retirista inicia su caminar a partir de la Clausura de su Retiro. Durante tres días ha
vivido separado del ambiente y en ese momento comienza su reinstalación en el mundo. La
Clausura es el primer momento fuerte de encuentro con la vida de una Iglesia de la cual
estuvo alejado por un tiempo; momento que debe revivir periódicamente participando en
otras “clausuras” de Retiros. El ambiente, las palabras y los testimonios de sus propios
compañeros en la Clausura servirán para alentar su “conversión”. La presencia de sus
familiares, de sus padrinos y de todos aquellos que le impulsaron a participar en el Retiro,
será otro punto determinante. La Clausura posibilita vivir un momento de alegría, de
entusiasmo y de espíritu eclesial, diocesano y comunitario.

b) Reuniones Semanales
Se ofrecen dos reuniones semanales: una a nivel diocesano para los Dirigentes que quieren
prepararse para llevar adelante el Movimiento; y, la más importante y básica, la reunión
parroquial que es para todos. Este encuentro en la parroquia es la clave principal para
canalizar el “proceso de conversión” iniciado en el Retiro. El Retirista nuevo necesita ser
acogido por el padrino que lo llevó al Retiro; necesita ser presentado a todos los hermanos
retiristas y ser reconocido y acogido por éstos; necesita ser presentado y acogido por el
sacerdote, director espiritual del grupo. Esta primera presentación y acogida parroquial
significa un segundo punto de referencia espiritual después de la experiencia de su Retiro.
El encuentro con los hermanos inicia su inserción en la vida parroquial, en la vida
eclesial. Este es un elemento eclesiológico fundamental en la espiritualidad del
Movimiento Juan XXIII. Se hacen retiros para insertar en la vida de la comunidad
parroquial aquellos que un día estuvieron al margen de la misma. Para la mayoría de los
Retiristas estas son realidades nuevas y desconocidas. Ante lo nuevo y desconocido el
hombre presenta resistencia y reserva natural. El Retirista necesita ayuda para superar
ambos escollos. Los programas de “iniciación cristiana” y catecumenados de la Iglesia se abren para el Retirista novel y los Pastores como oportunidades excelentes y bien
programadas a las diversas condiciones. Este es un terreno no aprovechado aún con
suficiencia.
c) Oración y Acción Apostólica
La oración en la vida del Retirista es necesaria, fundamental y progresiva. La oración es
expresión de origen pneumatológico. Así como el Espíritu asistió a Jesús en el desierto, en
forma similar acompaña al Retirista en su caminar por el desierto de la vida (Mt. 4,1; Mc.
1,12; Lc. 4,1). Al salir del Retiro necesita ayuda, orientación y acompañamiento para que
comience a llevar una vida de oración personal. “Cuando venga el Espíritu de la verdad, les
conducirá a la verdad completa” (Jn. 16, 13). Se le sugiere que comience rezando las
oraciones que haya aprendido de niño, tal vez. Se le recomienda que aprenda a rezar el
Rosario a la Virgen María. Los grupos parroquiales serán responsables de ayudarle a crecer
en la vida de oración. Puede aprender a introducirse en una oración de alabanza, de
agradecimiento, de meditación, leyendo partes breves de los Evangelios y meditando la
vida de Jesús. ¡Ojalá haya quien lo conduzca al gozoso sistema de la “lectio divina”!

El “padrino” o los compañeros del grupo parroquial enseñan y ensayan al Retirista en la
participación activa en la liturgia. El envolvimiento en los coros parroquiales y en otros
oficios dentro de las celebraciones según las capacidades y el interés, etc., ambienta el
espíritu del Retirista para una profunda vivencia con el Señor.

Los Retiristas, según van progresando, toman como propio el servicio de las necesidades
de la comunidad parroquial. Se aprende con la experiencia y en la acción se conoce más a
la gente y se envuelve mejor en el “ser Iglesia”. Toma parte en los apostolados; participa en
la catequesis de adultos, lleva niños a la catequesis y acompaña a su grupo en acciones
caritativas a favor de los necesitados. Colabora con el sacerdote, director o responsable del
grupo; participa en los trabajos que sean necesarios. No tienen que ser necesariamente
iniciativas de los “Retiristas”; puede unirse a cualquier otro grupo parroquial: importa
“hacer Iglesia”, ser parte viva de la comunidad parroquial y construir la Iglesia desde el
interior, desde los cimientos. Siempre obediente a la autoridad parroquial y buscando el
mejor provecho de los demás, crece y madura su espíritu de apóstol.
d) Las Prácticas Espirituales
El Retirista para su crecimiento en la vida de gracia y su fortalecimiento apostólico necesita nutrirse de acreditadas fuentes de espiritualidad. Han de enfatizarse en su vida de devoción
los motivos cristológicos, mariológicos, pneumatológicos y la comunión de los Santos. En
este ámbito debe organizarse un cultivo de vida sacramental, con la Eucaristía, la
Confesión y la Dirección Espiritual.
El Movimiento Juan XXIII recomienda y propone tres prácticas sin excluir otras
abundantes fuentes de espiritualidad.
 - La Visita a Jesús Sacramentado
Mientras se celebra un Retiro, el Santísimo Sacramento está expuesto; y es mucha la gente
que pasa a rezar delante de Jesús en la Eucaristía. Muchos Retiristas, por diversas razones,
no pueden comulgar; sin embargo, no dejan de visitar a Jesús en el Sagrario y pasan largas
horas en adoración y en oración de intercesión. La presencia Eucarística de Jesús es vital
para los Retiristas “Vengan a mí todos los que están agobiados y cansados y yo les
aliviaré…” (Mt. 11, 28-30). Ahí se recibe la fuerza para la lucha; el consuelo en la tristeza;
la luz para seguir buscando y la esperanza para reunirnos un día con El en el cielo.
 - Ejercicio del Vía Crucis
La espiritualidad cristiana significa seguir a Cristo y no hay mejor meditación y
contemplación que el Vía Crucis. Se pondera el amor y sacrificio de Cristo. Se mira la
maldad del pecado; la fuerza de la reconciliación y la nueva vida que nos viene de
Jesús. Esta devoción es parte fundamental en la espiritualidad de los Retiristas. Se sigue a
Cristo y a éste crucificado, en todo el proceso, durante y después del Retiro (Cfr. 1Cor. 2,
2).
 - La Devoción a la Virgen
La Devoción a la Virgen María, sobre todo a la Virgen del Carmen, representa un aspecto
mariano fundamental en la vida del cristiano. El primer retiro coincidió con la fiesta de la
Virgen del Carmen; y desde entonces se la ha proclamado como la Patrona de los Retiros
Parroquiales Juan XXIII. La devoción y el rezo del Santo Rosario es muy propia de la
espiritualidad seglar. Durante los Retiros son muchísimas las personas que devotamente
rezan el Santo Rosario y peregrinan a los santuarios marianos.
e) San Francisco de Asís
Era Viernes Santo. La lluvia impidió que las procesiones salieran. El Sr. Nelson Rivera,
fundador, estaba en su casa meditando frente a la imagen de San Francisco de Asís. Se
acordó de las palabras dichas al santo: “reconstruye mi Iglesia”. En aquel Viernes Santo el Sr. Nelson Rivera tomó la decisión para hablar a su párroco sobre el proyecto de los
Retiros de Juan XXIII. Desde esa fecha la figura espiritual de San Francisco inspira la
actitud eclesial del Retirista.
 f) Beato Juan XXIII
Este Movimiento de Retiros se llamó originalmente de “Parroquia Nuestra Señora de
Fátima”. Al trascender los límites de una parroquia y por indicación de Mons. Miguel
Rodríguez, C.SS.R., Obispo de la Diócesis de Arecibo, el Sr. Nelson Rivera escogió la
denominación del “Papa Bueno”, Juan XXIII, como titular de estos Retiros. Se aceptó no
sólo el nombre, sino el mensaje de su personalidad en la Iglesia: sencillez de presentación,
relativización del interés por las riquezas del mundo y de los signos de poder. Introdujo una
manera nueva de cercanía y de servicio en la Iglesia: visitó los barrios pobres de Roma,
hospitales, las cárceles, a los moribundos…. El Papa Juan XXIII acuñó el tema “Iglesia de
los pobres”.
 Los Retiristas se esfuerzan en acoger con gozo la mansedumbre y bondad del Beato Juan
XXIII; y son ellas las características y virtudes que se propagan con fuerza entre los
Retiristas, para devolverle a la Iglesia un rostro nuevo, más humano y atractivo para los
que buscan la paz, la dignidad y la misericordia.
 Como síntesis y modelo de todo este cultivo espiritual el Retirista invoca la protección del
hoy Beato Juan XXIII.




 9- AMOR, ENTREGA Y SACRIFICIO
 Estas palabras son el lema y el espíritu que debe animar la vida de los Retiristas. Señalan
un estilo, un espíritu y una fuerza con profundas raíces bíblicas, teológicas y
pastorales. Sería deseable desarrollar una teología pastoral y espiritual con este lema. Más
que una teoría es una vida. La parábola del Buen Pastor (Jn. 10, 1-18) sirve de referencia y
explicación de estos términos…..
a) Amor
 El Apóstol San Juan enseña en qué consiste el amor: “No en que nosotros hayamos amado
a Dios, sino en que El nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros
pecados” (1Jn. 4, 9-10). A continuación el mismo Apóstol añade: “Si Dios nos amó de esta
manera, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros” (1Jn. 4, 11). La mayor
prueba de amor nos la dió Jesús muriendo en la cruz por nosotros… (Cfr. Mt. 27,50; Mc.
15,41; Lc. 22,49; Jn. 19,30). “En esto conocerán todos que son discípulos míos, si se aman
los unos a los otros” (Jn. 10, 13,35). El mismo Apóstol nos razona: “Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios. Quien no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor” (1 Jn. 4, 7-8).
Las primitivas comunidades cristianas aprendieron la lección del amor y nos han dejado
este hermoso testimonio: “Miren cómo se aman....” (Hc. 2, 42). Como una inmensa prueba
de su amor, Jesús se quedó en la Eucaristía como alimento, vida y presencia: “Tomen y
coman: éste es mi cuerpo… Tomen y beban: ésta es mi sangre… sangre derramada para el
perdón de todos los pecados… (Mt. 26,26-28; Mc. 14,22-25; Lc. 22,19-20).
El Retirista sabe hasta qué punto ha sido amado y perdonado. El amor es signo de la
presencia de Dios en el mundo y motivo para que la gente pueda creer. La espiritualidad de
los Retiristas necesita estar animada por la caridad como virtud principal, fuerte y central
en todo quehacer… La compasión, la búsqueda, el apoyo y la entrega de la vida en
sacrificio por los demás, es una consecuencia de ese amor.
 b) Entrega
 El amor de Dios es un amor de donación: “Tanto amó Dios al mundo que entregó su Hijo
Unico”. Y Jesús “no hizo alarde se ser igual a Dios, sino que vació de sí y tomó la
condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres” (Flps. 2,6-8). En cada
momento de su vida, Jesús fue entregándose, sin reservar nada para sí. Cuando lo invitaban
a quedarse, respondía: “Tengo que anunciar el evangelio a otras personas….” y se
marchaba del lugar… (Mc. 2, 38). En la cruz le despojaron de sus vestidos, (Mt. 27, 35) de
su dignidad personal y social, al condenarlo a muerte siendo inocente…; para burlarse lo
coronaron de espinas… lo crucificaron desnudo …. (Mc. 2,35.37). Su último tesoro era su
Madre y nos la entregó antes de morir en la cruz (Jn. 19, 12-27). Su entrega fue total
porque murió en la cruz, derramando toda su sangre, como describen muy bien los
evangelistas (Jn. 19, 12-35; Mt. 27, 48-50; Mc. 15, 36-37; Lc. 23, 35-46). Ahora se entrega
todos los días en la celebración de la Eucaristía: “Tomen y coman… esto es mi cuerpo;
tomen y beban esta es mi sangre… Hagan esto en conmemoración mía..” (Lc. 22, 19-
20). “Yo estaré con Uds. hasta el fin del mundo” (Mt. 28,20).
La entrega del Retirista a Dios es la respuesta a la invitación que ha recibido de Jesús para
seguirle. En esa entrega el Retirista camina por la ruta señalada por Jesús. El Retirista se
dedica, en primer lugar a Dios, en segundo lugar a la Iglesia, a la parroquia, a su familia, a
su trabajo y al prójimo. La fuerza para esa entrega diaria y constante la recibirá de la
gracia, de la Eucaristía, de la Palabra de Dios, de la oración, del ejemplo de los santos y de
la caridad practicada con el prójimo.
  c) Sacrificio
Toda la vida de Jesucristo fue un continuo sacrificio. Desde su encarnación, (Flps. 2, 6ss);
desde su nacimiento en un pesebre en Belén (Lc. 2, 6ss); desde la huida a Egipto (Mt. 2,
13); y hasta la vida oculta en Nazaret (Lc. 2, 39). En su vida pública confesó ante el joven
que deseaba seguirle: “El hijo del hombre no tiene dónde reclinar su cabeza” (Lc. 9,
58). Acabó luego en la cruz fracturado física y moralmente. Por eso dijo claramente a todos
los que querían seguirle: “El que quiera seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame…” (Lc. 9, 23; Mt. 16, 24-27; Mc. 8, 34-38; Mt. 10, 38).
El Retirista comienza una nueva vida, ofreciéndose a sí mismo al Padre como lo hizo
Jesús. Orienta el sacrificio de su propia vida por el nuevo camino de la gracia, de los
mandamientos. Este camino supone renuncia a otras alternativas mundanas y personales,
que antes prefería y ahora reorienta por los criterios del Evangelio. Buscará con ahínco los
valores: “buscar el reino de Dios y su justicia”; repetirá el Padre Nuestro: “hágase tu
voluntad aquí en la tierra como en el cielo” (Mt. 6,9). Así el sacrificio diario servirá para
consagrar su vida, según el molde de Cristo, Buen Pastor. La espiritualidad del laico
supone hacer bien las cosas del diario vivir, según la voluntad de Dios y no buscando los
propios intereses. Signos de este sacrificio serán, también, las aportaciones a la Ayuda
Social y el empeño por buscar al hermano, alejado, perdido… Exige, pues, renuncia
continua y fuerte amor a Dios y al prójimo.

10- ESPIRITU DEL MOVIMIENTO
El Movimiento Retiros Parroquiales Juan XXIII está pensado en sentido misionero,
enviado y dotado con la fuerza del Espíritu. “Tengo otras ovejas que no son de este
redil….” (Jn. 10, 16). “Vayan por todo el mundo, proclamen el Evangelio, enseñen a
guardar todo lo que yo les he mandado…” (Cfr. Mt. 28, 19). Van a buscar a la oveja
perdida de la cual nos habla el Buen Pastor, para que vuelva a su redil (Cfr. Jn. 10, 16).
La espiritualidad del misionero es ser enviado a buscar las ovejas perdidas, los alejados,
marginados… porque: “La mies es mucha y los operarios son pocos….” (Mt. 9, 37). A
pesar de los sacrificios, apostolados y esfuerzos, cada día son más los alejados…; queda
mucho por hacer.
La espiritualidad del Movimiento ayuda al Retirista a “sentir con la Iglesia” y sentir la
Iglesia como algo propio. Esta espiritualidad misionera se alimenta de la Palabra de Dios y
se nutre de la Eucaristía. Los santos patronos, San Francisco y el Beato Juan XXIII
impulsan y cualifican este sentido misionero. 11- INSERCION PARROQUIAL
La Parroquia es la comunidad de fieles que forman parte de la Iglesia Particular diocesana,
en donde se celebran los misterios de salvación y se ofrecen los servicios comunitarios de
evangelización en torno al Sacerdote colaborador del Obispo e imagen del Buen
Pastor. Destaca su carácter comunitario pastoral y su servicio en comunión con la Iglesia
Particular y Universal.
El Movimiento está pensado para buscar a los alejados y traerlos para que se inserten en la
Parroquia. El Movimiento no trabaja para sí mismo. Se pone a la disposición de los
sacerdotes en las Parroquias. La reunión semanal en la Parroquia sirve para que los nuevos
Retiristas se integren y formen parte de las fuerzas vivas de la Parroquia. Necesitan ser
acogidos por los hermanos que los enviaron al Retiro y ayudarlos en su nuevo caminar. Los
Directores Espirituales de los Retiristas deben recordar que éstos vienen de muchas
experiencias tristes en el mundo y apenas han comenzado a romper las ataduras de los
vicios y atractivos malsanos de la sociedad. Necesitan apoyo, orientación y
acompañamiento en su nuevo caminar. Sus capacidades y dones han estado al servicio de
otros intereses y ahora deberán ser reorientados en provecho del prójimo. Se debe usar
mucha misericordia y comprensión, hasta que ellos vayan encontrando su espacio,
seguridad y experiencia en las tareas pastorales que son nuevas para los Retiristas recién
llegados. A veces desconocen las posibilidades y más aún las mismas formas de
participación tanto en la Eucaristía y en los demás sacramentos como en las mismas
actividades pastorales comunes. Necesitan un proceso catecumenal de iniciación cristiana
adulta.

12- ESPIRITUALIDAD NO ACABADA
Estas reflexiones son unas breves líneas teológicas de espiritualidad, generales y sencillas.
Es una humilde aproximación. El tema es amplio. Necesita pensarse y repensarse. El
Movimiento es una vida que va configurándose cada día en su expansión dentro y fuera de
Puerto Rico. No se ha agotado la reflexión y menos la vivencia de los Retiristas. Los
Retiristas del Movimiento Juan XXIII con su testimonio y ejemplo, siguiendo las huellas
de Jesús y procurando ayudar al prójimo, van trazando rutas de una vida nueva. El tiempo
ayudará a madurar la reflexión. El presente aporte se ofrece con humildad para que sea
analizado y revisado. Queda abierto a toda sugerencia, observación y recomendación. El
tiempo, la oración, la reflexión y la comunicación fraternal servirán para descubrir la
riqueza y profundidad de una espiritualidad de entrega que no está aún acabada.







Autor: Padre Jose Dimas Soberal
Movimiento Juan XXIII
Un Movimiento de Evangelización

El Movimiento Juan XXIII es una asociación internacional, de fieles laicos, constituida de acuerdo a los cánones relativos a las asociaciones de fieles del Derecho Canónico de la Iglesia Católica, e inspirada en los principios que emanaron del Concilio Vaticano II. Nace en Puerto Rico, en la Diócesis de Arecibo, creada bajo el pontificado del Papa Juan XXIII, para ser “un movimiento de evangelización” y trabajar principalmente por aquellos alejados de la Iglesia y marginados, también, de la sociedad. El Movimiento Juan XXIII es un movimiento que no trabaja para sí, sino que busca ser como un fermento, como una plataforma de lanzamiento, no trabaja tanto hacia adentro sino hacia fuera. Un movimiento que desde sus orígenes sale en busca de los olvidados y de los marginados, no de los que ya están en la Iglesia, sino de los más alejados del Padre, aquellos que por su problemática viven en le anonimato de la vida pensando que el evangelio no puede ser predicado para ellos y necesitan que alguien los evangelice y les anuncie a Jesucristo: para ellos es el Movimiento Juan XXIII. Para el cumplimiento de esta Misión, el Movimiento Juan XXIII tiene una mística propia, un carisma, un don que el Señor le ha confiado, una espiritualidad de auténtico servicio, enmarcada en el Amor, la Entrega y el Sacrificio y expresada en una opción de vida: “Con Cristo Todo, Sin Cristo Nada”.

Génesis del Movimiento

En una pequeña capilla de la Comunidad de Allende, en el barrio de Sabana Hoyos, el barrio más grande de Puerto Rico, asistían a la misa dominical apenas 30 ó 35 personas. Este hecho que podía pasar desapercibido, era el reflejo de una realidad: una diócesis, creada por el Papa Juan XXIII, que con toda la problemática que tenía, vivía la efervescencia de Vaticano II pero que, pese a sus esfuerzos, no podía llegar a todos. Ante esta necesidad no satisfecha, el Espíritu Santo, fiel guardián de la Iglesia y su misión, interviene inspirando e impulsando a un laico, Nelson Rivera Beauchamp, a preocuparse por la situación de “su capilla”. Con la autorización de su Párroco, Nelson inicia de una serie de visitas, reuniones y jornadas de un día con los miembros de su comunidad que terminan en lo que sería el inicio del Movimiento Juan XXIII: un retiro de tres días, del 13 al 15 de julio de 1973, para 24 jóvenes en su mayor parte con problemas de drogadicción, en un humilde almacén de alimentos de una granja donde se criaban pollos. El Movimiento Juan XXIII surge así, con un carisma específico, como una respuesta suscitada por el Espíritu Santo ante una necesidad fundamental de su Iglesia: que la evangelización llegue a donde no está llegando. A los treinta años de este primer retiro, el Movimiento Juan XXIII tiene una presencia reconocida y autorizada en más de sesenta diócesis de ochos países: Puerto Rico, Perú, República Dominicana, Ecuador, Honduras, Estados Unidos, Italia y España. Donde realiza su labor evangelizadora en comunión y armonía con la Iglesia y sus Pastores.

Objetivos Generales

1. Llamar a la conversión a las personas que están alejadas o al margen de la Iglesia. Crear un clima pastoral para que las acciones organizadas logren que los llamados cambien su conducta de vida y hagan una opción por Jesucristo.

2. Fomentar la máxima formación integral de sus miembros mediante la oración, los sacramentos, los estudios catequéticos y teológicos y el apostolado individual y en equipo, como un camino de conversión hacia la común vocación a la santidad.

3. Procurar que los miembros del movimiento vivan su compromiso bautismal sembrando en todos y en cada uno de ellos que es Iglesia, motivando la participación de su realidad y necesidades con una total entrega de servicio en comunión con la Iglesia local y sus Pastores.

4. Procurar la participación del Movimiento Juan XXIII en las actividades y pastoral diocesana en coordinación con el Ordinario del lugar y sus representantes.

5. Procurar la incorporación activa de sus miembros en sus parroquias para que participen en aquello en que puedan ser útiles según sus carismas y en coordinación con los sacerdotes.

Objetivos Específicos

1. Celebrar retiros de tres días, con los temas, dinámicas y prácticas devocionales que se han escogido y han sido practicadas desde los inicios hasta el presente.

2. Organizar retiros de seguimiento, propios del Movimiento Juan XXIII, para las personas que han participado en la primera experiencia.

3. Organizar la reunión semanal a nivel diocesano para fomentar la formación integral de sus dirigentes y miembros que aspiran a trabajar en los retiros.

4. Organizar la reunión semanal a nivel parroquial o ínter parroquial para fomentar la formación integral de sus miembros y procurar su participación en las actividades de sus respectivas parroquias, manteniendo la vinculación de los miembros entre sí y con el movimiento.

Medios y Recursos Propios

Para alcanzar sus objetivos, el Movimiento Juan XXIII, en fidelidad al Evangelio, a la Tradición y al Magisterio de la Iglesia, emplea medios y recursos propios:

1. Retiros de evangelización de tres días preparados en todos sus aspectos para que las personas mediten y mejoren sus vidas. Se utilizan recursos: teológicos (doctrina), sobrenaturales (sacramentos, oración, acción de la Gracia y sacrificio), psicológicos (testimonios personales y otros), pedagógicos (metodología aplicada para que el mensaje llegue bien a los destinatarios).

2. Seguimiento que comienza con la clausura del retiro y su finalidad es acoger, acompañar y formar al retirista nuevo, desarrollando su vida cristiana.

3. Triduo de oración, anualmente, en el fin de semana más cercano al 11 de octubre, fiesta del Beatos Juan XXIII.

4. Misiones con predicaciones públicas, abiertas a la comunidad, utilizando conferencias bíblicas, mensajes kerigmáticos y testimonios personales.

5. El Movimiento Juan XXIII mantendrá su campo apostólico dentro de los límites diocesanos para los cuales ha recibido la correspondiente aprobación. Si fuera solicitada una misión en otra diócesis, primero obtendrá la aprobación necesaria del Ordinario del lugar.

El Retiro Juan XXIII

1. El Retiro Juan XXIII es un retiro de evangelización kerigmática que busca descubrir, a quienes se han apartado del camino del Señor y viven en el anonimato de la vida pensando que el evangelio no puede ser predicado para ellos, que existen un camino diferente y mucho mejor y tratar de provocar en ellos una conversión, un cambio en su conducta y en su vida cristiana mediante la experiencia de un encuentro con Cristo vivo.

2. Teniendo presente que es el mismo Cristo quien produce la conversión y el cambio, el Retiro, las charlas y todas las actividades previstas están orientadas a ayudar a que se produzca esa conversión, a potenciar ese momento para que quien lo está viviendo se encuentre con Cristo y le de una respuesta que cambie su vida.

3. Para alcanzar este fin, el Retiro posee una estructura establecida, unas charlas y actividades previstas que son propias del Movimiento y que deben ser mantenidas así, sin agregar, ni suprimir o cambiar los esquemas originales y aprobados.

4. Las charlas del Retiro, repartidas en sus tres días de duración, una noche de reflexión, un día de conversión y un día de apostolado, buscan despertar la conciencia de los participantes llevándolos a reflexionar sobre su vida. Se les invita a reconocer la necesidad de un cambio, presentándoles a un Cristo vivo y personal, Dios y Hombre a la vez, como el camino a ese cambio. Se les lleva también al conocimiento de lo que es la Gracia de Dios y se pone en evidencia su presencia en la transformación de nuestra vida.

5. Las actividades previstas consisten en la participación activa y organizada en el desarrollo del Retiro, de aquellos que ya han vivido la experiencia anterior de un retiro Juan XXIII, con sus oraciones, ayunos, sacrificios y otras actividades religiosas conforme a la Tradición de la Iglesia.

6. La Clausura es el primer contacto que tiene el nuevo retirista con el mundo externo, con su familia, con amigos y con su propia fe. Un contacto, que para muchos es momento de iniciar una nueva vida, momento de perdón y de reconciliación con el mundo que ha ofendido. Tiene varios componentes importantes, a saber; la presentación de los nuevos retiristas, el encuentro con sus familiares y amigos y la entrega de los membretes (carnets) que lo identifica como nuevo retirista y donde éste hace varios compromisos. Como elemento importante en la experiencia del retiro Juan XXIII, la clausura se programa al finalizar la misa de clausura por lo que debe revestirse de gran solemnidad desde la liturgia que le antecede y en la ceremonia en sí misma, sobria, en un ambiente de fraternidad.

Un Movimiento al Servicio de la Iglesia

El Movimiento de Retiros Parroquiales Juan XXIII es un movimiento de laicos que han vivido la experiencia profunda del amor de Dios a partir de un encuentro con Cristo vivo y que quieren vivir su compromiso bautismal con una total entrega de servicio y un espíritu de comunión y participación con la Iglesia y sus Pastores. Un Movimiento que siente que todos y cada uno somos Iglesia, que siente y vive a la Iglesia como algo propio, vive su realidad y sus necesidades, y por eso participa con alegría en aquello que le sea encomendado. Un Movimiento que quiere en comunión con sus Pastores y en armonía con las iniciativas diocesanas llevar el evangelio de Dios a todos.

Estructura Organizativa

El Movimiento Juan XXIII está estructurado, siguiendo el modelo de nuestra Iglesia, por niveles: un nivel parroquial, un nivel diocesano, un nivel nacional y un nivel internacional. Somos un Movimiento nacido para ayudar a los sacerdotes en su Parroquia, para despertar en cada bautizado que es parte de una comunidad llamada Iglesia y que está llamado a crecer en ella dentro de una comunidad Parroquia, pero un Movimiento que responde a su propia organización diocesana. La base operativa del Movimiento es el nivel diocesano. La Directiva Diocesana es la encargada de la dirección de los asuntos del Movimiento en cada una de las diócesis o jurisdicciones eclesiásticas, siendo esta Directiva Diocesana la única autorizada para realizar retiros. La Junta Nacional, formada por los Presidentes y delegados diocesanos, representa a todos los miembros del Movimiento Juan XXIII del país y se encarga de la dirección general de los asuntos del Movimiento en dicho país. La Junta Internacional integrada por los Presidentes y delegados nacionales es el órgano de gobierno que representa a nivel internacional a todos los miembros del Movimiento Juan XXIII, encargándose de la dirección general de los asuntos del Movimiento y sirviendo además como organismo de decisión y arbitraje en las situaciones y diferencias que pudieran presentarse dentro del mismo.

Visita su sitio Web en www.juanxxiii.org













MI TESTIMONIO

Queridos amigos mi nombre es Diana y desde setiembre del 2007 llegue a conocer a Cristo por medio de la pagina del P. Dario Bencosme me dedique a escuchar sus oraciones y prédicas y con ellas pude aprender y sentir la misericordia de Dios sobre mi.
Antes de conocer a Cristo mi vida estaba llena de dudas de preguntas sin respuestas, estaba llena de resentimiento, de soledad y graves pecados a tal punto de querer morir.
Yo no podía entender la palabra AMOR. Hace siete años atrás empece a dar pequeñitos pasos para adelante y cuando tropezaba cayéndome al abismo ..sentía que retrocedía mil pasos atrás...Así fueron trascurriendo estos años de caídas y levantadas y con la mano amiga que a través del internet el Señor ponía en mi camino me daban esperanzas y ánimos de que pronto todo cambiaría.
Lo que a mi me faltaba era la experiencia directa con Jesús, mis sueños eran sonreír abiertamente y mirar el mundo con alegría, mi sueño era levantarme todos los días agradecida por la vida...así como lo escuchaba en los testimonios de mis hermanos de internet.
Hice grandes amigas y aún así seguía cayendo y entre mis ánimos y desánimos era terca y perseveraba.
Yo deseaba participar de algún grupo de oración y lo buscaba... claro que lo buscaba siempre... pero, aquí en el pueblo donde vivo no había el grupo que yo quería....entonces empece a buscar mas lejos pero eran de noche y tenia hora y medio ida y de venida lo cual se me hacia difícil y doloroso continuar pues, sufro de artritis reumatoidea y tengo hernias en las cervicales lo cual me dificulta mucho estar en una sola posición. Sufro de dolores y duermo con dolor...pero eso no me importaba tanto como las ansias de que el Señor sanase mi corazón, no me importa vivir  así toda la vida...solamente le pedía al Señor sentir la alegría de vivir ...Señor quiero paz..quiero amor y quiero aprender amar.
 El estar sola me ponía mal yo quería mi grupo de hermanos tener contacto directo con las personas.
 Un día cuando fui a confesar le dije al sacerdote ¿Padre como se hace para ya no tener recuerdos dolorosos que me hagan llorar? y me dijo tu sola no vas a poder, tu tienes una familia que somos la Iglesia y debes unirte y junto con tus hermanas en una comunidad será mas fácil lograrlo y el sacerdote me envió a un retiro del Movimiento Juan XXIII lo cual no dude en ir,  ansiaba tener una experiencia directa con el Señor y en ese retiro he vivido los tres días de amor intenso, los días mas maravillosos que ha sucedido en mi vida....comprendí que el Señor había ido sanado mi corazón  poquito a poco durante estos 7 años con gotitas de amor y misericordia y de conocimiento con las prédicas y oraciones del P. Dario,  preparándome para este encuentro con El, allí pude quebrantarme y abrir mi corazón en toda su dimesión... Y allí ante el Santísimo pude escuchar su voz que me decía TE AMO Y SIEMPRE TE HE AMADO Y NUCA HAS ESTADO SOLA, SENTI QUE SE DERRAMABA SOBRE MI Y SOBRE TODAS MIS HERMANAS UNA LLUVIA DE AMOR INFINITO QUE SANO POR COMPLETO NUESTRAS VIDAS PARA SIEMPRE.
Ahora puedo decir a viva voz SOY FELIZ PORQUE CON CRISTO LO TENGO TODO Y SIN CRISTO NO TENGO NADA.
Mis queridos hermanos muchas veces tenemos el conocimiento intelectual, pero nos falta el brillo de la alegría contagiosa y la sonrisa y es que entonces nos falta esa experiencia personal con Cristo el abrirse en todo y decirle AQUÍ ESTOY SEÑOR SOLAMENTE TU PUEDES SANARME Y DARME FELICIDAD.
Los animo a perseverar y si te caes mil veces pues levántate esas mil veces no te quedes nunca... que al final de esta vida tenemos como promesa el cielo y la vida en eterna felicidad en plena presencia de nuestro Dios.
Amén.



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