ORAR ES AMAR


ORACION GRABADA
TEMA: ORAR ES AMAR
PADRE DARIO BENCOSME



La beata Madre Teresa de Calcuta decía: No hay diferencia entre oración y amor. No podemos decir que oramos, pero que no amamos o que amamos sin necesidad de orar, porque no hay oración sin amor y no hay amor sin oración .
Santa Teresa de Jesús afirmaba: Orar es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama (Vida 8, 5). No está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced . El aprovechamiento del alma no está en pensar mucho, sino en amar mucho .






Una de las mejores maneras de expresar nuestro amor a los demás es rezando por ellos. Y todos necesitan de nuestra oración, porque todos necesitan de nuestro amor para ser un poco más felices. Por eso, no pongas límite a tu oración por los demás. Nunca guardes rencor en tu corazón. Nunca digas: Yo no te perdono, que te perdone Dios. Nunca maldigas. Vete por la vida, bendiciendo a todo el mundo. ¡Qué hermoso poder decir a los enfermos: ¡Que Dios te bendiga y te sane! Muchos enfermos se sanarán a través de tu oración, porque, como dice el mismo Dios: La oración del hombre bueno es poderosa. Orad unos otros para ser curados (Sant 5, 16).

No creas que tus peticiones u oraciones tienen un límite ante Dios. No, Dios se siente feliz de que le pidamos y le pidamos sin cesar por todos y cada uno. No seas celoso de tu oración para orar sólo por unos pocos amigos y familiares. Tu oración puede llegar a todos. No seas egoísta ni cerrado en tus peticiones. Dios es poderoso para realizar todas las cosas mucho más de lo que podemos pedir o imaginar (Ef 3, 20). Por eso, no excluyas a nadie de tu oración, pensando que así les tocará más a tus seres queridos.

Pide por tus familiares, pero también por los que no lo son. Pide por los vivos, pero también por los difuntos. Pide por tus cosas, pero también por las necesidades ajenas. Pide por los que viven cerca de ti, en tu país, en tu región, pero pide también por quienes nunca verás ni conocerás. Pide por todo el mundo, pues tu oración llega hasta los extremos del mundo. Qué hermoso es poder decir a alguien: ¡Te llevo en mi corazón y en mi oración! Pues bien, lleva a todo el mundo en tu corazón. Incluso, te pediría más, lleva a todos tus antepasados y a los que vendrán después de ti. Toda tu gran familia debe ser objeto de tu oración. Y Dios habrá podido bendecir hace miles de años a tus antepasados, porque sabía que tú rezarías por ellos. Lo mismo que puede bendecir dentro de miles de años a los de tu familia que vendrán después. Reza por todos los hombres del mundo, por todos los que existen, pero también por todos los que han existido y existirán, pues eres parte de la familia humana y todos deben ser tus hermanos.

Así que ama a todos y ora por todos sin excepción. Dios te bendecirá más de lo que te puedas imaginar (Ef 3, 20) y te sentirás padre (madre) de millones de hombres, que algún día en el cielo te lo agradecerán.


Autor: Ángel Peña OAR

EL AMOR CON AMOR SE PAGA


Jesús nos propuso:
“Orar siempre continuamente,
orar sin interrupción” (Lc 18, 1).
Si Dios te da todo su amor y te lo manifiesta continuamente, justo es que tú correspondas con todo tu corazón, con toda su vida.
Dios vive para amarte. Te quiere tanto, tan apasionadamente que no sabe vivir sin amarte. Todo su empeño consiste en favorecerte y colmarte de su bondad.
Está siempre pensando en ti. Su amor por ti es tan grande que te lo expresa de mil maneras, invitándote a vivir en íntima comunión con él.
Tu respuesta: aceptarlo con gozo, vivirlo y aprovecharlo con agradecimiento.
Si Dios vive para ti, tu corazón ha de estar centrado en él y toda tu vida dirigida hacia él.
Si Dios te manifiesta su amor en todo momento y por todas las cosas, tú también elevarás tu corazón hacia él en todo momento y por medio de todas las cosas.
Amor con amor se paga.
La oración es cuestión de amor.
Si tu corazón está lleno de amor, si te sientes amado por Dios, la oración es como la respiración de tu alma.
Cuando hay amor es fácil y agradable el hacer oración.
Pero si tu corazón está frío o vacío, si no te sabes amado por Dios, si apenas significa nada él en tu vida, la oración no tendrá espacio en el programa de tu vida, será tan secundaria y sin importancia, que te dará igual hacerla u omitirla.
Cuando el Espíritu Santo te ha hecho tomar conciencia de que eres hijo muy querido y lo has experimentado y saboreado personalmente, la oración es una necesidad, una exigencia que brota de lo más íntimo de tu ser.

La oración es tarea muy sabrosa para todo enamorado, y es fastidiosa para el que tiene el corazón apagado.
La vitalidad de tu fe, de tu amor se calibra por tu oración.
Toda la felicidad de Dios es dialogar contigo, expresarte cuánto te ama, invitándote sin cesar a que vivas en mayor e íntima comunión con él.
Su amor es tan grande e irresistible que le empuja hacia ti, por eso, te atrae hacia sí queriendo lo mejor para ti: que te aproveches al máximo de él, que seas verdadera y plenamente tú en Jesús.
En ese diálogo de amor que te ofrece continuamente, tú siempre llevas las de ganar. Todo el beneficio es para ti, sólo y exclusivamente tuyo.
Tan pronto abras los ojos al nuevo día, sea tu primera reacción el abrir tu corazón al Dios que se acerca a ti para brindarte todo su amor.
Dios quiere que sea su amor la base de tu vida, la fuente de tu vitalidad.
La oración sea la llave de oro que abra y cierre cada una de tus jornadas.
Toda tu vida sea vida de oración.
Tu oración sea vida, hablando a Dios de los hombres para luego hablar a los hombres de Dios.
Habla con Dios, con tu corazón, con tu vida entera.
Cuéntale todo como hace un hijo pequeño con su papá, alábale y dale gracias por todo, ponte a su orden para lo que quiera hacer contigo o por medio tuyo; pero no te olvides de que la oración es un diálogo: hay que hablar pero también escuchar.
Así sucede entre los amigos y así también quiere Dios que suceda entre tú y él.
La oración ha de ser tan normal como la respiración en tus pulmones o los latidos de tu corazón.

Ora en todo tiempo, en todo lugar, cuando sientas gusto y cuando el cansancio o tu agobio te invitan a no hacerlo.
Tu oración es expresión de tu amor.
Por tu oración puedes saber la temperatura de tu amor.
Dios tiene tanta importancia en tu vida cuanto valoras tu oración. Si significa poco en tu escala de valores, ocupará muy poco espacio o ninguno en el programa diario de tu vida.
Has de valorar y promover tanto la oración en tu vida que la harás tu fuente de vitalidad, exigencia de tu personalidad y crecimiento a todos los niveles.
El mejor regalo que te puedes hacer a ti mismo es valorar cada vez más la oración.
¡Qué extraño desvarío que mientras Dios vive para ti, para colmarte de todo bien, empeñado en ofrecerte su amistad, tú estés fuera de ti, ocupado y preocupado en todo menos en quererte a ti mismo, descuidando u omitiendo tu oración!
Dios está siempre en comunicación contigo, en línea directa con tu persona ¡ojalá tú mantengas esa misma actitud, ese mismo empeño con él!
Por favor, no se te ocurra decir: “No tengo tiempo para orar”.
Siempre se tiene tiempo para lo que se ama.
Tampoco digas que “Dios es lo primero en tu vida” y luego tu comportamiento diga todo lo contrario.
Dios vive pendiente de ti, siente tanto gozo en hablarte al corazón, has de cuidar con esmero que Dios ocupe el primer lugar en tu vida, afectiva y efectivamente.
Lo has de hacer porque eso te conviene y te aprovecha solamente a ti, y si eres tan delicado y respetuoso con los que te aman y te hacen favores ¿no harás lo mismo con Dios que es el que más te quiere, el que te quiere de verdad?
El secreto de tu vida, la fuerza para elevarte, crecer por dentro y dar lo mejor de ti a todos, la clave para desarrollar ese misterio de amor que eres tú ¡recuérdalo siempre! es tu oración humilde y continua.
José Luis Alonso





6 comentarios:

  1. Hermosa pagina. Gracias, Dios les bendiga!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por esta pagina. Estas alabanzas me ayudaron mucho durante mi tratamiento de quimioterapia. Las escuchaba en otro lugar pero desapareció la pagina. ¡Gracias Señor por haberla encontrado!.

    ¡Dios les bendiga!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por su comentario ¡¡bendiciones a su vida!!

      Eliminar
  3. Me encantan las alabanzas! Gracias!

    ResponderEliminar